sábado, 12 de octubre de 2013

Vengo del Sol. Flavio Cabobianco nos comunicó desde su infancia.

Hoy llega a mi un impactante caso , el de Flavio Cabobianco.En argentina hacia el año 1991 Flavio comienza a hablar sobre la misión que trae a la tierra,la de comunicador. Un comunicador que nos ayudaría a entender de manera más profunda en qué consiste esto de vivir en nuestro planeta.Para eso escribe un libro con unos 8 años que se llama "Vengo del Sol". Puedes descargartelo (aunque sin ninguno de esos famosos dibujos) aquí, entre otros, de otros autores: http://espaciosagrado.jimdo.com/libros-para-descargar/

La cuestión es que no te dejará indiferente ni su manera de expresarse , ni la profundidad con la que lo hacía a tan temprana edad.. Para eso os comparto alguna entrevista que circula por la red. Aunque parece que en este total faltan algunas partes.
 


Parece que es sólo durante ese período de su vida, su infancia, que tanto Flavio como su hermano Marcos, podían sentir tan clara esa conexión y conciencia sobre la comprensión del funcionamiento de la tierra y el sentido de nuestras vidas.Pasada esa edad se convirtieron en personas más o menos "normales" según ellos mismos afirman en este documental rodado a posteriori ... A pesar de que la calidad de imagen es bastante mala por momentos se puede seguir el argumento a través del audio.







Aquí el prólogo de este libro, "Vengo del Sol" , por parte de su autor,escrito a los 8 años.

 Nuevos niños están naciendo. Son humanos diferentes, aunque no lo parezcan. Yo soy sólo uno de
ellos, uno de los primeros. La humanidad está cambiando. La conexión con lo espiritual está más abierta.
Todos los niños pueden ahora mantenerse unidos a su esencia.
Los bebés lloran porque es muy difícil este planeta. Un bebé trata de expresarse vía telepática, pero
no le funciona porque todo aquí es muy denso. Ve todo, lo malo y lo bueno, lo falso y lo verdadero. En otros planetas uno ve lo que quiere. Ver es una manera de decir, ya que no hay ojos físicos, uno se focaliza en lo que le interesa y se puede cerrar cuando quiere. El recién nacido está asustado, encerrado en la realidad física. Extraña la unidad esencial de donde viene, entonces se adhiere rápidamente a las personas que lo cuidan. Traspasa a los padres el lugar del Ser Supremo. Los padres, si creen sólo en lo material, lo
involucran cada vez más en lo físico. Al enseñarle a hablar, limitan su pensamiento. Los niños al crecer, van
perdiendo la conexión con su origen.
Para ayudar a los chicos hay que ayudar a los grandes. Si los padres están abiertos, van a cuidarlos
sin imponerles sus propias ideas, su visión del mundo. Lo principal es darles espacio, darles tiempo,
dejarlos pensar, dejarlos que hablen. Es importante hablarles de Dios, de lo espiritual pero sin insistir en que
se tiene la Verdad.
El cerebro humano es como una computadora, pero la computadora tiene una memoria limitada,
reflejo del cerebro físico. En cambio la mente es el reflejo de la Mente Divina que es infinita.
Los humanos aprenden a usar un solo punto de vista, el cotidiano que sirve para lo físico y para vivir
en sociedad. Los niños, al jugar practican esta realidad. Seguir abierto es mantener otros puntos de vista.
Por ejemplo, el punto de vista Exterior es "ver" desde fuera de la Tierra y, más aún, desde fuera de la parte
manifestada del Universo. El punto de vista Central es "ver" desde el Núcleo, esencia energética de Dios. El
punto de vista Interior es "mirar" desde dentro del núcleo interno del propio ser, y ver el núcleo de otros
seres.
A los niños se les hace practicar sólo el punto de vista Cotidiano. Entonces limitan el uso de sus
ondas mentales y aprenden a focalizarse en el plano físico. Es como usar apenas una partecita de una
computadora. Una vez que están programados de esta manera, es difícil que se abran, pueden confundirse.
Hay que tener mucha paciencia para reabrir la conexión espiritual.
La mayor parte de los seres humanos viven toda su vida olvidados de la totalidad. La unidad superior
la mantienen cuando son bebés y a veces la recuperan poco antes de morir. Buscan la felicidad externa
porque pierden la interna. Sufren por los deseos y también por la adicción a otros seres humanos.
Un niño nuevo sabe que es parte de la Totalidad. Si se le quiere enseñar la idea de "mío" se
confunde, cree que todo es de él. Hay que dejarlo compartir. Hay un solo YO para la Totalidad, aunque el
YO individual es de una variedad infinita.
Flavio, 8 años



Que cada uno tome sus propias conclusiones.
Un abrazo.









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